“Si para una mujer es muy duro, para un hombre puede resultar además vergonzoso reconocer que su esposa le pega”, asegura Antonio Pino, presidente de una asociación que asesora a maltratado.
“¿Pero no le da vergüenza? A mí me hace eso mi mujer y le parto la cara”. Eso fue lo primero que escuchó Francisco -nombre ficticio para preservar su verdadera identidad- cuando llegó a una comisaría granadina “chorreando sangre por las piernas” para denunciar que su esposa le había maltratado. Pasó hace algunos años. Lo relata Antonio Pino Pacheco, presidente de la Asociación de Padres y Madres Separados en Granada, que fue testigo de esta sorprendente respuesta que, por desgracia, evidencia una realidad con la que se tienen que enfrentar algunos hombres que son maltratados por sus parejas.
¿Cómo llega un hombre y le cuenta a un compañero del trabajo que su esposa le ha pegado un par de bofetadas? Lo más normal es que se rían de él, que le digan que lo que le pasa es que no tiene cojones”, explica Pino, que considera que se trata de algo que la sociedad “no concibe” porque tiene la idea de que el “hombre es el género fuerte”. Ante esta situación, “enseguida todo el mundo piensa que si te pasa algo así es porque eres un calzonazos”, por lo que muchos no se atreven a denunciar.
No sólo existen hombres maltratadores, también hay mujeres que agreden a sus maridos, y es que “la violencia no tiene sexo”, asegura el presidente. Además, Pino puntualiza que, aunque existen muchos casos de agresiones físicas, “más de los que la gente pueda imaginar”, gran parte de las situaciones con las que se ha encontrado en su labor al frente de la organización son de maltrato psíquico, “que puede ser incluso peor que el físico, ya que se prolonga en el tiempo más allá de la separación de la pareja”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario